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El plan de pensiones es un producto de ahorro provisional a largo plazo cuyo principal fin es el de generar un ahorro del que disponer en la jubilación en forma de capital o de rentas. Su funcionamiento se basa en aportaciones periódicas o puntuales realizadas por el partícipe que son invertidas por los gestores del plan, siguiendo unos criterios de rentabilidad y riesgo previamente establecidos en la política de inversión del plan. De esta forma, a la hora de rescatar su plan de pensiones, el titular obtiene tanto el dinero depositado a lo largo de los años como la rentabilidad que éste haya podido generar.
En profundidad los planes de pensiones se basan en las aportaciones que el cliente realiza. Estas pueden ser periódicas o puntuales. No existe obligación alguna de realizar aportaciones, pudiendo suspenderse y reanudarse en cualquier momento. La aportación máxima anual asciende hoy por hoy a 8.000 €.
Además, las personas cuyo cónyuge no disponga de rendimientos netos del trabajo y/o cuyas actividades económicas sean inferiores a 8.000 € anuales, podrán aportar al plan del cónyuge un máximo de 2.500 € anuales.
De manera adicional, las personas con una minusvalía física o psíquica reconocida igual o superior al 65 %, el límite máximo anual de las aportaciones se incrementa hasta los 24.250 €, incluyendo las aportaciones realizadas en su favor por terceras personas, que no podrán exceder los 10.000 € anuales.